Virgilio Piñera desde el gabinete azul

Para penetrar en su fastuoso recinto

Mar, 03/26/2024

Después de La isla y los signos (2014), documental de (y en torno a) la figura de Samuel Feijóo, el escritor y cineasta Raydel Araoz, conocedor de la vida y obra de Virgilio Piñera (1912-1979), apuesta otra vez por alcanzar el retrato más convincente que conveniente del considerado mejor dramaturgo que ha dado Cuba hasta el presente. Con Virgilio Piñera desde el gabinete azul (2022) Araoz no ha querido reincidir en los territorios de la convención biográfica (entrevistas frontales, voz en off…). Pero como no reincidir implica además que no se renuncia, tiene que considerar el director y guionista algunos de los caminos que particularizan el documental.

Por mucho tiempo a Piñera se le (des)atendió como poeta por los estudios de Cintio Vitier, quien lo consideró en Lo cubano en la poesía, Diez poetas cubanos y Cincuenta años de poesía cubana. Y antes —no conviene olvidarlo— en Virgilio Piñera. Poesía y prosa, texto de 1945. Precisamente es el mismo año en que el también narrador había publicado en la revista Orígenes los poemas «Paseo del caballo», «Secreto del espía» y «Tesis del gabinete azul». En este último, en que lo contextual pudiera pertenecer casi a cualquier época, puede recordarse la particular confrontación del espacio con el reclamado por voz lírica que confirma: «Pero no podrá jamás hacer de mí un gabinete azul/ enclavado en el césped del señor del castillo,/ con su cordón de seda estrangulando los días/ mientras camina hacia atrás para no penetrar en su fastuoso recinto».

Diseños inspirados en obras de arte más clásicas como La jungla, de Wifredo Lam; La gran ola de Kanagawa, de Katsushika Hokusai; Saint Sebastian, de Francesco da Cotignola, Zaganelli, así como otras no menos importantes de la autoría de Rodney Batista, Pilar Fernández Melo, Fermelo… confirman que Araoz no es solo un perseverante estudioso de las imágenes del arte mundial, sino que sabe aprovecharlas en función del documental de creación. Más si se trata de un escritor tan polémico y plural como Virgilio Piñera. Lo que había intentado y conseguido con éxito en La Isla y los signos, el más notable documental sobre un escritor cubano, vuelve a ser incentivo: la disposición performativa (animación, teatro, danza, animación, materiales de archivo).

Al iniciar las entrevistas se pudiera pensar que con Antón Arrufat hubiera sido suficiente para apuntalar un documental sobre Piñera. Pero Araoz se cuidó muy bien de que no constara una sola visión por imperante que fuera, así correspondiese a la del amigo y conocedor de su obra. De no haberse cruzado otras opiniones como la del crítico literario David Leyva y la del director de teatro Carlos Celdrán, Virgilio desde el gabinete azul podía haberse llamado tal vez Arrufat habla sobre Virgilio Piñera o Evocación personalísima de Piñera. Por fortuna, al rigor creativo de Araoz le asiste la ocurrencia lúcida.

A los actores Waldo Franco, Evelio León, Nelson Martín, Gilberto Ramos, Gerardo Valdés, Jelien Basu, Leonardo Sarría… se une Araoz en una suerte de extroversión estética, pues su película no esconde que presenta y representa el imaginario virgiliano. El director figura a veces en su papel de cabecilla del equipo de realización, cuando no representando cuando se dice de un texto. A fin de cuentas, es otro actor más.

Virgilio Piñera desde el gabinete azul se estrenó en la edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y obtuvo en el reciente Festival Internacional de Cine de Gibara el premio en la categoría de Mejor largometraje documental o de animación.